Cuando menos te lo esperas: Capítulo 3.

Día: 16-11-2010; Hora: 17:37

John se despertó sobresaltado, otra vez esa pesadilla que le lleva atormentando desde la muerte de Kate. Sueña que ella esta viva, el va corriendo a abrazarla pero ella comienza a huir, como si John la fuese a matar. Tras un rato persiguiéndola, Kate se da la vuelta y le atraviesa con un cuchillo pequeño, una daga.

John salió de su habitación y se dirigió a la recepción una vez más, no había nadie, estaba totalmente vacía. Fue al comedor, tenía hambre pues su única comida en las últimas horas fue el café que se tomó para desayunar. Un vecino salía de su habitación acompañado por lo que parecía ser su mujer o su amante, se dirigieron a la lavandería con un cesto de ropa.

Un coche se acercó, era el de la chica rubia que había visto por la mañana, aparcó debajo de un olmo, bajó del coche y se dirigió directamente a su habitación.

-Buenas tardes.- Saludó John.

-Buenas tardes, ¿ha visto a alguien por aquí aparte de los vecinos?-

- Pues la verdad es que no, esta mañana fui a dar un paseo y no vi ningún coche, me pareció muy extraño estando en fin de semana. Esta es una de las carreteras más transitadas para viajar.

- Si, yo fui esta mañana al lago que está aquí cerca, al que normalmente va mucha gente y estaba vacío, ni el chico del bar estaba, es muy extraño.

- La recepcionista tampoco está, la última vez que la vi fue anoche cuando vine.

-No, yo tampoco la he visto.

-Bueno, hasta luego voy a ver si hago la colada, ¿viene usted solo?-

- Si.

-Quizás podemos cenar esta noche.

-No estoy seguro, ¿vives en la VI?-

-Si, ven a buscarme si al final puedes, hasta luego.

-Hasta luego.

La chica se dirigió a su habitación y a la vez que giraba la llave, se dio la vuelta para decirle a John:

-Mi nombre es Silvia, Silvia Imperia.

-Encantado, soy John Wels.

Cuando Silvia entraba en su habitación, en la lavandería sonó un grito agudo, de mujer. Ambos bajaron apresurados, al entrar, no se veía nada pero poco a poco ambos fueron recuperando la vista, la pareja estaba en la parte más alejada de la lavandería, la mujer estaba aterrorizada en brazos del hombre. Cuando se acercaron lo vieron. El cuerpo de la recepcionista sin vida, estaba semidesnuda en el suelo, a su lado, su ropa totalmente rota. Tenía una brecha en la cabeza y a su lado había un tubería que encajaba perfectamente en la herida de la recepcionista.

-¿Qué ha pasado? ¿Quién ha hecho esto?- Preguntó John.

-Lleva muerta varias horas, si no no tendría tan poco color. Posiblemente desde anoche. Estoy estudiando para ser forense.

-No la mataron aquí.

-¿Comó?-Preguntó el hombre.

-No hay sangre, pero sin embargo, la herida es profunda y seguro que se desangró, la han movido.-Concluyó John.
-Tenemos que sacarla de ahí, yo no pienso quedarme más en este hotel, vámonos.- Dijo la mujer alterada.
-No podéis. Llamad al resto de vecinos, tenemos que saber quién la ha matado, lo más seguro es que sea uno de los vecinos, o que esté aquí mismo.- Dijo Silvia.- John ayúdame a darle la vuelta, tengo que comprobar una cosa. Y vosotros, reunid al resto de vecinos en el comedor, ahora.
Cuando se fueron, John y Silvia, le dieron la vuelta al cadáver dejando a la vista numerosas heridas causadas por el arrastre del cuerpo. En las heridas, tenía piedras, ramas y algún trozo de hoja seca lo que indicaba que la habían matado en el bosque.

Autor: © Daniel Carrasco, 22-05-2012.
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